La talla describe el tipo de corte que tiene la piedra, y de cómo sean esos cortes dependerá el “fuego” del diamante. Es la más importante de las directrices válidas internacionalmente con las que los diamantes se clasifican.
La talla (Cut)
El diamante tiene una refracción de la luz muy alta y un fuerte brillo, por ello se utiliza principalmente como piedra preciosa, aunque solo una cuarta parte de todos los diamantes tengan calidad como piedras para joyería.
El corte preciso de las facetas, los ángulos entre las mismas y las proporciones entre las diversas partes del diamante tienen por objetivo conseguir que la mayor parte de la luz que le llega al diamante vuelva a salir hacia la parte superior del mismo, tras reflejarse innumerables veces y haber producido multitud de destellos.
Un diamante mal tallado parecerá apagado aunque tenga un buen color y claridad.
¿Qué determina la calidad del corte de un diamante?
El corte es la única característica en la que el hombre interviene. Es posible que dos diamantes tengan la misma claridad, color y peso, pero el corte es lo que determina la superioridad de un diamante frente a otro. Tres factores determinan el corte de un diamante:
- Precisión: La relación que tienen el tamaño y los ángulos con las distintas partes de la piedra.
- Simetría: La precisión con la cual las distintas facetas del diamante se alinean y entrecruzan.
- Pulido: Los detalles y la ubicación de las formas de las facetas, así como su acabado exterior.
Según sus proporciones, la talla puede ser:
- Excelente: Alto brillo y centelleo, proporción uniforme de áreas claras y oscuras.
- Muy buena: Alto brillo y centelleo, con zonas un poco más oscuras en el centro o alrededor de los bordes.
- Buena: Tendrá zonas un poco más oscuras o carecerá de centelleo.
- Regular: El diamante tendrá muy poco brillo y centelleo.
- Pobre: Las proporciones consiguen muy poco brillo o centelleo. Puede haber un centro negro, o un centro sin brillo.
¿Qué hace que un diamante acapare especialmente la atención?
Tres factores provocan un brillo, un fuego y un centelleo en un diamante: el corte, el pulido y la simetría. Si los tres son extraordinarios, el diamante tiene un corte triple excelente “3x EXC”, la clasificación más alta.
- Fuego: Uno de los retos más complejos al tallar un diamante es conseguir que la luz que viaja a través del diamante se disperse y se vean destellos multicolores. Este efecto se visualiza mejor en un entorno tenue de luz.
- Brillo: Es la capacidad de un diamante de refractar la luz que recibe, y que parezca que la luz proviene de su interior. El corte excelente hace que las diferentes facetas de un diamante trabajen unidas, provocando un contraste entre las facetas claras y oscuras que multiplica su brillantez.
- Centelleo: El centelleo son los parpadeantes destellos de colores que se ven cuando el diamante, o la luz que lo ilumina, está en movimiento. Esos reflejos deben aparecer equilibrados y uniformes en tamaño.
Historia
Los primeros hallazgos de diamantes datan del siglo IV a. C, y se decía que tenían efectos mágicos en quienes lo encontraban y en quienes lo usaban. No se comenzaron a tallar hasta el siglo XIII por una superstición que hacía pensar que si las piedras se tallaban perderían así sus “poderes”.
El diamante con el corte redondo, o brillante, es el más popular y se desarrolló hacia 1910. Estos diamantes cuando están excelentemente tallados pueden dar la apariencia de exudar “chispas”.
El tallado era, hasta hace unos años, un trabajo manual y, en muchos casos, lo sigue siendo; sin embargo, cada vez más los cortes, ángulos y sus efectos se simulan en potentes ordenadores, y las piedras se tallan con máquinas para lograr resultados óptimos.
Cuando la talla se convierte en arte
En la década de 1980 surgieron en Japón nuevas técnicas de corte de diamantes, que con el paso de los años se perfeccionaron notablemente y han ganado prestigio internacional.
Hoy, la ya famosa talla «Corazones y Flechas» se considera la más excepcional de las tallas para un diamante redondo, por su absoluta simetría y su brillo excepcional.
Cuando se mira el diamante desde la parte superior, se pueden ver ocho flechas simétricas a través de una lupa especial. En cambio, si se mira desde la parte inferior, aparecen ocho corazones apuntando al centro.
Preciosa simetría y pura perfección
En este tipo de talla, las 57 facetas están dispuestas en perfecta proporción entre sí y solo se encuentra en algunos diamantes, a partir de un tamaño de 0,30 quilates.
Se considera una característica de calidad excepcional pues solo una fracción de las piedras talladas alcanza realmente el excelente nivel de pulido, simetría y corte requerido para merecer esta designación de calidad.
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